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¿Qué entendemos por rechazo ALIMENTARIO Selectividad Alimentaria? POR RECHAZO ALIMENTARIO, SELECTIVIDAD ALIMENTARIA?

El momento en que nuestros hijos/as van a probar por primera vez un alimento más sólido, generalmente papillas, es un momento de expectación, nuestra atención se centra en ese acto tan básico y cotidiano como lo es el comer. Si todo resulta bien celebramos y nos llenamos de orgullo al ver cómo crece nuestro retoño. Sin embargo, aquello que para la mayoría de los padres y niños/as, es una ocasión placentera, para otros, poco a poco, y a medida que se van agregando alimentos, se transforma en una verdadera tortura. Las madres y padres refieren que sus hijos no toleran ciertas texturas o colores o temperaturas de algunos alimentos y en ciertos casos, de la mayoría, los padres comienzan con las consultas al o la pediatra, a la nutricionista. Siguen muchas veces con la visita al psicólogo/a pues las conductas de rechazo alimentario cada vez se hacen más severas y han transformado una ocasión que debe ser de agrado, en pataletas y llanto de parte de los niños/as y angustia y gritos en el caso de los padres. La frustración, la preocupación por la nutrición y la desesperación comienzan diariamente a acompañar a los padres y cuidadores. 

¿Por qué nos preocupa tanto? 

A la mayoría de nosotros nos preocupa e importa mucho el tipo de alimentación que estamos recibiendo y más aún nos preocupa la de nuestros niños/as. Claro, es esencial alimentarse en forma correcta, con los nutrientes recomendados. Sin embargo, en los casos de niños/as que presentan rechazo o selectividad alimentaria nos preocupa además la forma. Es decir, cómo ese niño o niña, está recibiendo el alimento, cómo vive la experiencia. Aparte del problema obvio de la nutrición, está todo lo que conlleva el momento mismo de la alimentación. Esos minutos en que ponemos la comida en frente de nuestros hijos/as nos ayudan a robustecer el vinculo tan necesario e importante en la vida de todo ser humano y colaboran en establecer una relación rica viviendo distintas experiencias. Texturas, colores, olores, formas, se suman para que el niño/a tenga practicar y conocer su entorno y a sí mismo. El niño/a no solo “se alimenta” o “alimenta su cuerpo con los nutrientes recomendados para su edad” sino que además alimenta diferentes aspectos de su vida diaria. La acción de alimentarse trae consigo experiencias sensoriomotoras, cognitivas y psicosociales. La mayoría de las familias que se ven enfrentados al rechazo alimentario de parte de uno de sus integrantes, el niño/a, tiende a evitar encuentros sociales, pues le temen al momento de las pataletas y las recriminaciones de los demás, que la mayoría de las veces miran con censura la conducta del niño y la reacción de los padres, a los que pueden catalogar de muy permisivos o muy tiranos frente a la acción de comer del hijo/a. frente a las comidas. 

Un niño/a que no está obteniendo de la acción de alimentarse una experiencia variada y agradable en todos los ámbitos, verá seriamente afectado su desarrollo. Por eso y sin necesariamente ser conocedores del tema nos preocupará que nuestro hijo/a no esté viviendo esta experiencia en forma adecuada.  

¿Qué sucede? Algunas de las causas de los problemas alimentarios pueden ser: 

Problemas respiratorios: El niño o niña presenta, por ejemplo, respiración bucal, la acumulación de secreciones y el esfuerzo que debe hacer un bebé para alimentarse hace que el momento para él/ella sea complejo y tienda a rechazarlo. 

Digestivos: Reflujo gastroesofágico, alergias, malformaciones en los órganos del aparato digestivo. 

Conductuales y afectivos: El rechazo alimentario, puede convertirse en una verdadera bola de nieve en lo emocional. Los momentos de tensión se acumulan y todos, padres e hijos, van asociando la hora de comer con algo muy negativo. 

Dificultades sensoriomotoras. Hipotonía o hipertonía tendrán como respuesta dificultad en la masticación, en el mantener la comida en la boca, en el tragar. Dificultades en la integración sensorial, el cómo percibe los alimentos, provocarán conductas de rechazo en el momento de la alimentación. 

¿Qué hacer? Una correcta evaluación hace que el problema se aborde en forma adecuada. Lo primero: buscar al o los profesionales con la preparación y experticia en el área. Un profesional que, en compañía de otros profesionales afines, pueda descartar algunas causas y reconocer las que verdaderamente están provocando la conducta del rechazo. Fonoaudiólogos/as, psicólogos/as, terapeutas ocupacionales pueden llegar a un buen diagnóstico y por lo tanto recomendar el mejor camino a la solución, practicando y recomendando estrategias adecuadas. No es un camino corto ni fácil, pero les dará a los padres el alivio de saberse guiados y acompañados hasta llegar a un final que les permita a todos lograr una buena experiencia a la hora de alimentación lo que conllevará una buena experiencia de vida. 

  

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